Steppenlovo

Y una afilada angustia recorrió el cuerpo de Champa, la última rebelde de un Mundo sometido al convencimiento científico. Los copos de nieve se aplastaban sobre su cuerpo desnudo, el frío de la impotencia adormecía su corazón dejándolo casi inactivo y sin esperanza. Sus lágrimas no caían al suelo, se congelaban antes de llegar a su barbilla, como se congelaron las innumerables intenciones de cambiar el rumbo del ser humano en el pasado. Lágrimas que contenían el amor, lágrimas que contenían la comprensión; pero en definitiva lágrimas ignoradas, insignificante líquido de otra inconsciente que no tenía los pies en la tierra.







Traicionada por sus amigos, abandonada por su familia, desterrada por aquello a lo que ella algún día llamó patria. Nada tuvo de paternal el trato de sus congéneres, cuando obviando si tuvo razón o no, se olvidaron de sus buenos propósitos condenándola a abandonar la tierra en la que creció, la misma tierra por la cual luchó y gastó su tiempo en armonizarla y reconducirla.




Y así, sepultada bajo un impasible manto de nieve, murió.




Sin embargo, una millonésima parte del espíritu rebelde e inconformista de Champa se instaló en la mente humana. Dándonos la oportunidad de escuchar sus inmortales palabras, o de volver a repetir la historia ahogándola en lo más profundo de nuestra mente, asesinándola por segunda vez en el cementerio del olvido.




¿Y tú? ¿Sigues pensando que esa voz que se instaló dentro de ti tiene menos razón que las voces que organizan tu forma de vivir?